Su estructura acentual a oído, como supuestamente trabajaban los juglares, sería oó óoo oó, y no óo oó óó, que es lo que se supone que habría interpretado un juglar.
Se sacude en rastros débiles de sepia para conseguir delicadas sugerencias de tono y aplicaciones muy selectivas de lejía para crear resaltados acentuales.
Encierran enunciados exclamativos, caracterizados por su mayor énfasis acentual y por una entonación que puede ser ascendente, descendente o circunfleja (ascendente-descendente).
Su descripción y clasificación se hace de acuerdo al número de sílabas métricas que lo componen, como primer criterio, y a la distribución acentual, como segundo criterio.