El podernos parece cosa de gente con más de seis décadas sobre sus hombros: las sillas del parlamento han visto posarse muy pocas de nuestras jóvenes asentaderas.
Sin mover al accidentado ni retirar ninguna prenda de vestir, palpe con mucho cuidado toda el área de la espalda (desde los hombros hasta las asentaderas o glúteos).
Usaban hamacas y banquillos de madera labrada, cuyo largo era de dos palmos y su altura de un palmo, con superficie ligeramente cóncava para ajustarse a las asentaderas.