El sabueso había vuelto a casa, y lo hacía agudizando el enfrentamiento entre la razón y lo taumatúrgico, entre el racionalismo victoriano frente a lo arcano y legendario.
Fingiéndome cautivado por sus pías palabras, resolví apoyar al joven predicador y empecé a difundir por las distintas comarcas historias fantásticas sobre sus extraordinarios poderes taumatúrgicos.
Pues bien, el curandero, sea de la montaña, del medio rural o urbano, ha aprendido el manejo de estos remedios vegetales que utiliza ampliamente unidos a su parafernalia taumatúrgica.
Y si uno no disfruta de esa autoridad taumatúrgica, siempre le queda seguir hablando tranquilo, y que se enteren los que quisieron sentarse en primera fila.