Dejando de lado todos los argumentos de inconexión y ridiculez en lo simplista de la película, debo admitir - con un poco de vergüenza quizás - que me entretuve bastante.
A esta inconexión auditiva, ahora se agrega la visual - al estar las personas enfrascadas en sus smartphones o teléfonos inteligentes -, lo que finalmente se traduce en una desconexión emocional.