Éste fue el motivo de su amistad iniciada por unas sonrisas mefistofélicas, continuada por la espera de la plaza demandada, y terminada, como siempre, por una apoplejía fulminante.
Por ello mis queridos normales luchemos fanáticamente y sin tregua y así evitar la mefistofélica iniciativa de aquellos que dicen que pueden tener opción.
Mientras que la mentalidad apocalíptica del creyente es de carácter salvífica, la del hombre nihilista es perdicionista, autoaniquiladora y nadificante, en una palabra mefistofélica.